La Presencia de las Mujeres en la Emigración

La experiencia histórica revela que en cualquier período de tiempo determinado un grupo de personas simplemente por vivir en una sociedad infiel donde los malhechores son dominantes y los creyentes y los justos son reprimidos, en última instancia se dejan llevar por ‘donde fueres haz lo que vieres’ y poco a poco quedan afectados por el espíritu de dominación de la sociedad a pesar de la tendencia de su naturaleza divina hacia el camino correcto y la rectitud.

En tal situación, Dios ordena emigrar. En algunos versículos como en algunos capítulos del Sagrado Corán, llamados «Las mujeres”, “La araña” y «Alzomar», se refieren a esta acción y cita que no se aceptan excusas. En una comunidad corrupta uno debe levantarse o cambiar la sociedad como Moisés (La Paz sea con èl), o como Ibrahim (La Paz sea con èl) que dejó a los seguidores de Nemrud en su propia tierra y emigró hacia otro lugar.

En el Sagrado Corán, los versículos 97 y 98 del capítulo «Las mujeres», citan claramente que tanto las mujeres como los hombres deben emigrar de las tierras de los infieles a aquellas gobernadas por musulmanes y sólo son aceptadas las excusas de aquellas mujeres que no tienen los medios o no pueden encontrar alguna manera de pasar a la acción.

Es obvio que la emigración implica la tolerancia de las dificultades, el dolor y el sufrimiento. Esto es debido al hecho de lo que significa dejar una tierra a la que se han acostumbrado y estar despidiéndose de aquellos con quienes han estado viviendo durante muchos años. Significa la despedida de los viejos intereses y partir hacia una tierra extraña cuya gente desconocen. Debido a todas estas penurias y problemas, el emigrante es concedido con la misericordia del Todo Misericordioso según las tradiciones.

De acuerdo al Imam Reza (La Paz sea con él)” مَن فَرَّ…” quien escapa de una tierra a otra en aras de su religión, esa persona merece la entrada al Paraíso y es la compañera de Ibrahim (La Paz sea con él) y Muhammad (La Paz sea con él y su bendita familia) incluso si la distancia de esta emigración equivale a un solo palmo. En la época del Sagrado Profeta del Islam (La Paz sea con él y su bendita familia), la necesidad de dejar las tierras paganas fue sentida, en consecuencia dos emigraciones históricas, una a Etiopía y la otra a Medina, llevada a cabo con dignidad y con muchos problemas y peligros. Existen considerables reportes de estas emigraciones, no obstante esta fue una instancia que contó con la participación de las mujeres junto con los hombres en esta tarea ilustre y difícil en los albores del Islam. En otras palabras, esta acción puso una piedra angular en la arquitectura del gobierno islámico. En realidad lo importante no es la mera presencia física y el compañerismo de las mujeres con los hombres en estas migraciones, sino que revela el hecho de que la nueva religión (Islam) se había vuelto tan profundamente enraizada en las venas de su existencia que renunciaron a todas sus preocupaciones materiales e intereses con el fin de establecer un gobierno islámico. Podemos hacer un examen más crítico ya que debido a su sensibilidad y sexo débil, las mujeres han sufrido mucho más que los hombres durante estas migraciones.

La emigración de las mujeres musulmanas de hecho es una acción política que tiene varios aspectos; por un lado, significa rechazar el régimen de la comunidad, y por otro lado, es transmitir el mensaje de la nueva religión a los centros favorables en el mundo. Además, la emigración es la acción más fundamental para establecer el gobierno islámico y el fortalecimiento de este gobierno recién establecido.

La acción política de estas mujeres necesariamente debe ser sincera y no mezclada con intereses individuales y personales, si no habrán emigrado debido a su amor al turismo o incluso para ver nuevas tierras o para librarse de conflictos familiares.

En el Sagrado Corán, Dios dice en el versículo 10 del capítulo «Mukmtohenah» «Examina las fieles mujeres emigrantes y si se prueba su veracidad en la migración no se las devolverá a la tierra de los paganos.» Los nombres de las siguientes mujeres han sido grabados en la historia como aquellas que fueron examinadas;  Damimah Bent Bushr, Sabiaah Bent Harith, Burugh Bent Aghebah y Abdah Bent Abdul Aziz.

Con respecto a la causa de la revelación del versículo mencionado anteriormente, se dice que en el año 7 A.H. tras la paz de Hodaibiah, una chica llamada Kulthum inmigró a pie hacia Medina. A pesar de la infidelidad de todos los miembros de su familia esta valiente niña había logrado llegar a la presencia del Sagrado Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia), hizo un juramento de lealtad hacia él y realizó la oración hacia ambas Kiblahs (la Meca y Jerusalén-Quds) y pudo hacerlo entonces pues no había podido escapar del gobierno de los paganos hasta después de siete años después de la Hijra. Cuando dejó Meca para ir a Medina sus hermanos llegaron a estar conscientes de ello y la persiguieron. La encontraron a mitad de camino pero no pudieron convencerla para volver a la Meca, a pesar de todos sus esfuerzos. Posteriormente, fueron a ver al Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia) para solicitarle su devolución a la familia, pero ella le había dicho al Profeta de Dios (La Paz sea con él y su bendita familia), «Oh, Mensajero de Dios, soy incapaz de resistirme a mi familia y temo que si vuelvo a ellos, podrían tener influencia sobre mí y debilitar mi creencia». Fue en este momento cuando se reveló dicho versículo.

Cabe señalar que el tema de la emigración de las mujeres musulmanas es tan significativo que el permiso para casarse con el Profeta está condicionado a la emigración a las tierras bajo gobierno Islámico.

«Oh Profeta, realmente hemos hecho legales para ti sólo aquellas de vuestras esposas que emigran contigo». Además se cita en una tradición de los Imames Infalibles (La Paz sea con todos ellos): “Un beduino no debe casarse con una mujer emigrante y llevarla lejos de su lugar de migración para llevar una vida nómada, a menos que mueva su morada al lugar de migración de la mujer. En este caso el hombre se levantará espiritualmente y se considerará un emigrante”. Esta tradición contiene algunos puntos sutiles. El Imam Infalible (La Paz sea con él) dice: «Un hombre que no ha aceptado las reglas del gobierno Islámico no es la pareja y ni la contraparte para una mujer que cree en las reglas de este gobierno. Por lo tanto, estas dos personas no pueden llevar una vida en común. En el concepto Islámico el pre requisito para la fe es la activa colaboración social y esta religión no acepta el aislamiento político de los musulmanes sea hombre o mujer. Por lo tanto, no es apropiado para una mujer musulmana vivir privada y ser indiferente del gobierno religioso. El resultado de los mismos será un matrimonio infeliz produciendo el aislamiento y el deterioro espiritual y humano. Cualquier matrimonio se considera auspicioso sólo cuando una mujer provoca la promoción espiritual de un hombre y aumenta el número y la instalación del gobierno islámico.

 

Las Mujeres Emigrantes hacia Etiopía

En la emigración a Etiopía, que tuvo lugar de manera bastante secreta, había unos ochenta y tres hombres y dieciocho mujeres que se movieron a veces individualmente y otras colectivamente hacia Etiopía. Por supuesto, este grupo más tarde emigró hacia Medina y ganó los premios de dos Hijrats. Entre estas mujeres podemos nombrar a Asma Bent Amis, que profesó su fe al Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia) durante los primeros días de su profetado incluso antes de que él fuera a Dar Ul Argham (el lugar secreto para invitar a la gente al Islam). Más tarde ella emigró junto con su esposo debido a la severa persecución de los ateos. Se dice que sus tres hijos, Muhammad, Abdullah y Awn nacieron en una tierra extraña, que era Etiopía. Después de la emigración del Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia) y sus amigos hacia Medina, ella fue a Medina junto con otros emigrantes para servir al Islam en la sociedad del Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia). En Medina, sin embargo, algunos de los emigrantes que después de adquirir un relativo bienestar estaban pensando en obtener un puesto en el recién establecido gobierno Islámico, dijeron jactanciosamente a Asma, «te hacíamos en la emigración. Ella respondió sin orgullo ni egoísmo, «Sí ustedes estaban con el Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia), quien alimentó a los hambrientos y enseñó el conocimiento a los ignorantes, mientras nosotros vivíamos en una tierra extraña, lejos de la querida presencia de su Alteza, ahora presentaré este caso al Sagrado Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia) y consultare su opinión. Cuando el Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia) oyó esto, dijo: «Los demás emprendieron una migración pero tú hiciste dos migraciones?» Esta honorable mujer más tarde se convirtió tanto en la esposa y la madre de los mártires e hizo más brillante la cuenta de sus actividades.

Otra mujer emigrante a Etiopía fue Umme Salmah. Ella junto con su esposo Abusalmah estuvieron entre las primeras familias que profesaron su fe hacia el Sagrado Profeta (La Paz sea con èl y su descendencia) y emigraron a Etiopía cuando se agravò su persecución por parte de los incrédulos. Cuando escucharon rumores que decían que los ateos habían dejado de perseguir a los musulmanes esta joven pareja regresó a la Meca sufriendo la separación de su líder. Después de llegar a la Meca se encontraron con que era sólo un rumor y entonces fueron más gravemente atormentados por el enemigo hasta que Abutalib los colocó bajo protección y previno su persecución y tortura.

Después de la emigración de los musulmanes a Medina, esta joven pareja, también decidió abandonar la tierra de los paganos por segunda vez junto a su pequeño hijo. Los ateos los atacaron, los capturaron y les impidieron salir. Esta fiel esposa vivió durante un año lejos de su marido y su hijo y por último, se unió a ellos en Medina. Esta valiente pareja participó en todos los altibajos de la nación islámica y en última instancia Umme Salmah ganó el honor de ser la esposa de un mártir.

Se ha informado de que un día Umma Salmah le pidió al Sagrado Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia): «¿Por qué no hay nada mencionado en el Sagrado Corán sobre el Hijrat de las mujeres mientras participaban en las emigraciones como hombres?” Inmediatamente este versículo fue revelado (La Familia de Imran, 195.)

En respuesta Dios aceptó su pedido diciendo, “En verdad, Yo no dejo que se pierda la obra de nadie que obre bien, sea hombre o mujer. Procedèis unos de otros. Ocultarè los pecados de aquellos que emigraron y fueron sacados de sus casas y fueron molestados por Mi causa y combatieron y fueron matados, y Les hare entrar en Jardines por los cuales fluyen arroyos. ¡Recompensa procedente de Dios! ¡Y Dios tiene junto a Êl la mejor recompensa!»

Ademàs de Umme Salmah, Umme Khthum y Sahlah las hijas de Sohail Ebne Amrou, Roghiyah la hija del Profeta, Laily Bente Abu Hathmah, Sudah Bente Zama’ah, estaban también entre las emigradas a Etiopia que volvieron a Meca cuando escucharon que la persecución había cesado en Meca y ellas allí habían sido severamente atormentadas y perseguidas.

Umme Khalid es otra mujer que pasó por los problemas de dos migraciones. Ella dijo: “Cuando llegamos a Medina, yo estaba entre las emigradas que volvían de Etiopia para transmitir los saludos de Najashi a la entidad del Sagrado Profeta (La Paz sea con èl y su familia bendita)».

Además de las anteriormente citadas, los nombres de las siguientes mujeres han sido mencionados en libros históricos como emigrantes hacia Etiopia: Fatemah Bente Safvan Ben Umayyah, Aminah Bente Khalaf Ben Asa’ad, Umme Habibah Bente Abu Sufyan, Barekah Bente Yassir, Hassanah la esposa de Sufyan Ben Moammar, Ramlah Bente Abu Auf Sahmi, Fatemah, Bente Harith Ben Khalid, Fatemah Bente Mujallal, Fakhiyah Bente Yassar, Hasah Bent Umar, Laily Bente Abu Hathmah Ben Ghanem, Amrah Bente Saa’di Ben Vaghdan. De entre estas emigrantes, Fatemah Harith Ben Habilah, y sus tres hijos Mussa, Ayeshah y Zainab murieron en el extranjero.

 

Las Mujeres Inmigrantes hacia Medina

Con el aumento de las presiones y tormentos por parte de los campesinos, el Sagrado Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia) ordenó a los musulmanes a emigrar hacia Medina. Este viaje implicó muchos peligros, pero a pesar de la persecución y amenazas por parte de los ateos, los musulmanes se trasladaron hacia Medina en grupos muy pequeños, incluso a veces solos, con el fin de establecer el nuevo gobierno religioso bajo el liderazgo del Sagrado Profeta (La Paz sea con él y su bendita familia). La emigración fue tan significativa que Dios dice en el Sagrado Corán con respecto a esto: “Aquellos que creen, pero no inmigran no son tus amigos hasta que inmigran” tambien en esta emigración, vemos la amplia participación de las mujeres, que dejaron todos sus bienes en la Meca sin saber o no si regresaban y emprendieron su viaje de 470 kilómetros en el seco y caliente desierto. Algunos ejemplos de emigración de las mujeres: una de las experiencias migratorias de mayor sufrimiento es la de Fatemah Bente Assad. Se cita del Imam Sadeq (La Paz sea con èl) que fue la primera entre muchas mujeres que emigraron desde la Meca a Medina en atravesar las dificultades para acompañar al Sagrado Profeta (La Paz sea con èl).

Zainab la hija del Sagrado Profeta (La Paz sea con ellos) fue otra emigrante. Su marido Abi Ala’as fue un pagano y le prohibió emigrar a la tierra islámica hasta que fue capturado en la batalla de Badr. El Profeta (La Paz sea con èl y su familia purificada) lo liberó y se comprometió a enviar a su esposa a Medina cuando llegara a la Meca. Cuando llegó a su casa le informó a su esposa embarazada de su promesa. Zainab partiò hacia Medina y el Sagrado Profeta (La Paz sea con èl) envió a Zaid Ben Harithah y a uno de los Ansar (ayudante) para encontrarla a mitad del camino y traerla a Medina. Antes de que pudieran encontrarla, dos paganos; de nombre Habbar Ben Asvad y Nafe Ben Abdul Ghais la encontraron y por causa del ataque de Habbar ella resultó herida. Más tarde murió en Medina debido a la lesión recibida durante dicho ataque.

El nombre de Umme Ruma’n también se menciona en la siguiente historia: “Cuando el Sagrado Profeta (La Paz sea con él y su familia purificada) emigró a Medina, envió a Zaid Ben Harithah y a Abu Rafe’ a la Meca para transferir a Umme Ruman y a algunas de sus hijas propias a Medina”.

Otra emigrante fue Fátima (La Paz sea con ella) quien acompañada por varias otras mujeres inmigró a Medina bajo la protección del Imam Ali (La Paz sea con èl). Aunque observaron las medidas necesarias en este peligroso viaje, se movían por las noches y descansaban en lugares ocultos durante el día, puesto que ellas eran objeto de ataques por parte de los paganos.

Umme Hessa’m Ansa’riah también es otra emigrante que sufrió considerablemente durante su emigración, más tarde ella dijo: “una vez durante mi emigración yo estaba tan débil por la sed que estaba a punto de morir pero con el favor de Dios encontré algo de agua y la bebí, desde entonces, nunca más sentí sed aun habiendo ayunado durante los días tan largos y cálidos.

Sabia’h es otra mujer emigrante cuyo esposo era un ateo y ella emigró sola desde la tierra de los paganos hacia su Señor y se unió a otros musulmanes en Hudaibiah.

Umme Kulthum Bent Aghebah es otra emigrante sobre cuya emigración fue revelado un versículo. Los nombres de muchas otras mujeres emigrantes son mencionados en la historia.

 

La emigración de las mujeres después del Profeta (La Paz sea con él y su familia purificada)

Después de la muerte del Profeta (La Paz sea con él y su familia purificada), la historia todavía es testigo de la emigración de muchos hombres y mujeres rectos que dejaron sus hogares y sus amigos para reunirse alrededor de la brillante luz de la presencia de su Imam que permanentemente registraron sus nombres en la historia como compañeras mujeres y tradiciones, etc.  La primera y la más importante de todas es Zainab (La Paz sea con ella) que emigró con la caravana del martirio en la compañía de su hermano el Imam Hussain (La Paz sea con él).

Otro ejemplo es la emigraciòn de Fatima Maa’sumah (La Paz sea con ella) quien comenzò su largo viaje desde Medina a Marv (Khurassan) para atender la presencia de su hermano el Imam Reza (La Paz sea con él) pero debido a la enfermedad y el gran sufrimiento del viaje ella murió en Qom y perdió su oportunidad de encontrarse con el Imam. Su santuario en Qom, desde entonces, se ha convertido en una fuente de las bendiciones de Dios por varios siglos. El Imam Reza (La Paz sea con èl) urgió a sus compañeros a ir en peregrinación al santuario de su Hermana y enfatizó que esta peregrinación debe estar acompañada por el conocimiento de la gran posición y dignidad de esta dama fiel. Èl dijo: “Quienquiera que vaya en peregrinaje al santuario de Fatima Maa’asumah reconociendo su dignidad merece la admision en el Paraìso. “El Imam Sadeq (La Paz sea con èl) también, dijo muchos años antes que ella naciera, que habrá un santuario de uno de nosotros en Qom, donde uno de mis hijos, llamada Fátima Maasumah será enterrada, y el Paraíso será obligatorio para cualquiera que vaya en peregrinación a su santuario».

Continuamos con la descripción de la emigración y las mujeres emigrantes con una tradición del Imam Al- Baquir (La Paz sea con él) que relata cómo tanto hombres como mujeres emigran hacia la presencia del Imam Mahdi (Que Allah apresure su venida) para ayudarlo cuando comience su levantamiento. «Por Dios, los trescientos y unas pocas personas de entre las cuales allí habrá cincuenta mujeres también presentes en Meca en algún otro lugar que no sea el de la promesa se reunirán una tras otra para ayudar al Imam Mahdi (Que Allah apresure su venida) al igual que las nubes de otoño”. Este será el verdadero ejemplo del versículo, “Dios te llevará allí, donde quiera que estés, y Dios es el Todo Poderoso».

 

Autora: Zahra Ayatollahi

Fuente: islamwomen.org

Link: http://www.islamwomen.org/pages/?current=listViewDoc&Sel=55917&Nav=673&currentDGID=33&langid=2

Traducciòn: Laila Hakim para UMMA

 

Filed in: Grandes Mujeres, Hadices (Tradiciones), Religión

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